Chuque - Viburnum triphyllum
Pariente del saúco


Los chuques (Viburnum) pertenecen, junto con el conocido saúco (Sambucus nigra) a la pequeña familia botánica de las caprifoliáceas. Esto puede no parecer evidente a primera vista, pues el saúco tiene un follaje bien claro, a veces incluso amarillento, y hojas compuestas. Mientras que los chuques tienen un denso follaje oscuro y sus hojas son simples. Sin embargo, las flores revelan su parecido: tanto saúcos como chuques producen flores blancas de 5 pétalos organizadas en inflorescencias con forma de sombrilla.

Las flores del perfume y los negros frutos
Durante la temporada de floración, el chuque se cubre con estas flores blancas, adquiriendo un aspecto muy ornamental. Realzado además por el dulce perfume que emanan éstas, el cual puede percibirse de lejos. Las flores atraen multitud de insectos, entre ellos abejas, moscas, mariposas y pequeñas polillas diurnas. Los frutos del chuque maduran en negro. Se ha dicho que no son comestibles para los seres humanos, pero en cambio, son muy apetecidos por aves silvestres, como mirlas (Turdus fuscater), cotingas (Ampelion rubrocristatus


Semillas dispersadas
Las aves que comen los frutos del chuque se encargan de dispersar sus semillas, las cuales depositan junto con sus excrementos. Estas semillas así abonadas, germinan en abundancia en toda clase de ambientes.




Romero de páramo - Diplostephium rosmarinifolium
El romero que no es condimento


Este arbusto o árbol pequeño, propio de las partes altas de las montañas, donde se encuentra la vegetación paramuna, recibe su nombre común debido a su similitud superficial con el romero cultivado (Rosmarinus officinalis). Al igual que éste, el romero de páramo suele crecer en forma de un arbolito de ramas retorcidas, densamente cubiertas con hojas muy estrechas. Sin embargo, las hojas del romero de páramo suelen tener un tono más gris que el del auténtico romero y, al frotarlas entre los dedos, no revelan el característico olor de este último.

Bonsai en las rocas
El romero de páramo alcanza una talla muy variable dependiendo del tipo de suelo sobre el cual crece.